EL MUNDO SE DERRUMBA Y NOSOTROS NOS ENAMORAMOS.

¿Quien dijo algarabía? Llamémosle arte.

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Show must go on.



Con tan solo 17 años os puedo hablar de muchas cosas.
Os puedo decir que la vida acaba, y no de manera bonita. Las personas se mueren por sufrimiento, tristeza o  soledad. Nadie muere de viejo.
Os puedo decir que las palabras se gastan y que la inspiración se acaba. Que la tristeza se pasa y que la felicidad, tal como nos la pintan, no existe.
Os puedo decir que las personas se marchan y que los amigos engañan, y que el amor… el amor es el más mentiroso. Tarde o temprano, como todo, se acaba. Y después de él llega la mentira, el engaño… y más tarde soledad y lágrimas.
Aún así, en la vida, no hay paso que no deje huella, no hay semilla que no arroje un fruto y no hay noche que no traiga un día.

Ojalá estuvieras aquí. Ojalá estuvieras aquí y pudieras verme despertar, abrir los ojos y mi gran sonrisa por descubrirte a los pies de mi cama. Ojalá pudieras verme levantar  y cómo emprendo cada día con más fuerza que el anterior. Ojalá pudieras verme despeinada y con mi pijama arrugado. Ojalá me vieras desmaquillada y me observaras mientras me desperezo, porque mis bailes fuera de la cama no dejan indiferente a nadie. Ojalá pudieras oír mi voz ronca susurrarte al oído palabras sin sentido. Ojalá pudieras comprobar lo desastre que soy al mirar mi habitación mal ordenada. Ojalá me vieras vestirme y apreciaras que no le dedico mucho tiempo a eso de arreglarme, sino a eso de convencerme ante el espejo. Ojalá vieras lo rápido que desayuno y salgo de casa. Ojalá pudieras ver mi cara adormilada mientras ando por la calle escuchando esa música que ojalá pudieras escuchar para cerciorarte de que no es de tu gusto. Ojalá vieras cómo me enfado cuando no me sale nada bien y me entran unas ganas horribles de llorar y echarlo todo a perder, porque te entrarían unas ganas horribles de matarme a besos al ver mi cara. Ojalá me vieras agotada al final del día y entrar en la cama ya deshecha, porque significaría que me has seguido todo un día y has podido comprobar cómo de desastre soy. Y, aún así, me amarías con todo lo que soy, amarías cada pequeño detalle que hay en mí y me adorarías con mi fuerza y también despeinada, enfadada, desmaquillada o desarreglada. Y sería puro, porque aún viéndome tal y como soy, nadie frenaría esas ganas irremediables que tendrías por besarme cada instante. Las mismas que tengo yo cada mañana.
Dicen que los polos opuestos se atraen.
Yo solo quiero darte carnavales, que tu disfraz sea tu ropa interior.
Y ofrecerte un catálogo de besos en lugares donde tan solo alcanza el corazón.
Yo solo quiero empezar contigo un curso intensivo de quitarnos la ropa y el dolor, y que cada noche nos expliquemos los motivos de no exigir ninguna explicación.
Yo solo quiero un sobresaliente en las asignaturas de tu piel,
y darle un listado de razones a la gente que expongan que quererse es un deber.
Yo solo quiero hacerle una bufanda a tu alma perderme entre tu falda y tu jersey.
Irte a buscar cuando salgas de clase y mañana tomar tu pulso sin tocar tu piel.
Y que el corazón pueda cumplir su oficio y ser tan imprudente como exija el amor.
Tengo una completa adicción a ti. Si no estás, me falta medio yo. Y no puedo. Esta sensación de vacío no mola nada.
Espero que los Reyes Magos le lleven a él a mi puerta.
La princesa está triste... ¿qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave de oro;
y en un vaso olvidado se desmaya una flor.

El jardín puebla el triunfo de los pavos-reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y, vestido de rojo, piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.

¿Piensa acaso en el príncipe del Golconsa o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
¿O en el rey de las Islas de las Rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?

¡Ay! La pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar,
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo,
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.

Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte;
los jazmines de Oriente, los nulumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.

¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real,
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.

¡Oh quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa está triste. La princesa está pálida)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe
(La princesa está pálida. La princesa está triste)
más brillante que el alba, más hermoso que abril!

¡Calla, calla, princesa dice el hada madrina,
en caballo con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte ,
a encenderte los labios con su beso de amor!



Explícame una cosa.
¿Cómo es que cuando miras a un tío, 
no le ves ningún fallo, pero al verte a ti te ves todos los del mundo?