Yo te amo con la fuerza de los mares. Yo, te amo con el ímpetu del viento. Yo, te amo en la distancia y en el tiempo. Yo, te amo con mi alma y con mi carne. Yo, te amo como el niño a su mañana. Yo, te amo como el hombre a su recuerdo. Yo, te amo a puro grito y en silencio. Yo, te amo de una forma sobrehumana. Yo, te amo en la alegría y en el llanto. Yo, te amo en el peligro y en la calma. Yo, te amo cuando gritas, cuando callas. Yo te amo tanto, yo te amo tanto…
Me apetece tumbarme sobre ti, besarte y permanecer así un rato, o toda la vida si pudiéramos. Intercalando besos y palabras. Y suspiros. Y silencios. Sintiéndote conmigo. Me apetece hacerte rabiar, que me llames idiota. Me apetece preguntarte cuanto me quieres aunque me lo repitas continuamente. Y decirte que yo te quiero más. Me apetece morderte. Ponerte nervioso. Tocarte. Hacer el amor y llenarme de ti. Ducharnos juntos y volverlo a hacer. Quiero abrazarte y pensar en ese momento, que nunca te soltaré. Ni que tú me soltarás. Porque siempre estaré abrazándote. Con mis palabras. O con mis brazos. Pero siempre cogida a ti. Para no dejarte escapar. Me apeteces tú, siempre me apeteces tú. Y cuando digo eso, también incluye todo lo anterior.
Tengo una necesidad tan grande de describirle con palabras como le siento, qué repercusión tiene una sonrisa suya en mí (que para mí es mucho más que un “hoy estoy feliz”), un beso, un abrazo, una caricia, una palabra… como un abrazo suyo hace que me sienta pequeña, insignificante, pero protegida, que no lograrían soltarme de él ni a empujones. Me encanta cuando me mira a lo lejos, porque por mucha gente que haya a nuestro alrededor, se que el verde de sus ojos es mío, al igual que sus manos, su nariz, su boca… Tengo necesidad de tratar de explicarle el vacío incalculable que deja cuando desaparece tras la puerta, y como su olor, que se va con él, deja rastro imborrable en mi memoria, como sus besos en mis labios, sus manos en mi cintura, su sonrisa en mi sonrisa. Pero, no existen palabras suficientes para explicar todo eso, y es tan grande el lugar que ocupa que muchas veces no me permite pensar con claridad, y aparece la impotencia, y entonces, lo único que puedo hacer es besarlo más y más.
Búscame cuando te apetezca, cuando notes que me echas de menos, cuando te mueras de ganas de tenerme, cuando no tengas a nadie que te diga que te quiere, cuando eches en falta las risas, las caricias, las conversaciones, los abrazos y las locuras. Búscame cuando necesites alguien que te sorprenda, cuando te des cuenta que nadie tiene esos detalles, cuando necesites que te digan lo especial que eres, lo bonita que es tu sonrisa y lo guapo que estas cuando te enfadas. Búscame cuando mires el móvil esperando que te hable, cuando salgas y sin darte cuenta me busques con la mirada entre la gente, cuando inesperadamente alguien te toque la espalda y al girarte esperes que sea yo.
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